Por Óscar Baro Liébana.

Abogado y Administrador de Fincas. Socio de MEGAfincas y Director General de ABOASER, Abogados y Asesores Reunidos, S.L.

Ante la «Nueva Normalidad», los problemas recurrentes previos a la Pandemia, así como otros nuevos que han surgido de las nuevas necesidades condicionadas por este periodo, se presentan como un reto en el Sector de la Administración de Fincas.

La celebración de las reuniones a la mayor brevedad posible está siendo todo un reto, unido al requerimiento de presidentes/as y vecinos/as está suponiendo un esfuerzo diario de realización de Juntas, con lo que ello conlleva, preparar la documentación, redactar las actas, ejecutar los acuerdos… En ABOASER hemos contratado a dos personas para agilizar la carga de trabajo, sin embargo, está siendo muy complicado atender todas las solicitudes. A este hecho debemos unir el horario de realización de las Juntas de Propietarios, que suelen celebrarse a última hora de la tarde, lo que impide la realización de más de una reunión por día. Entendemos que se debe reflexionar sobre la relación entre el horario de las reuniones de vecinos/as y la necesaria conciliación familiar de los /as adminstradores/as de fincas.

En estas reuniones estamos tratando varios asuntos que han venido surgiendo durante la Pandemia COVID-19, problemas que algunos casos se vieron acentuados ya que no se han podido realizar las gestiones de la misma manera teletrabajando o con continuas bajas por confinamiento o contagio. Aun así, hemos dado solución a la mayoría de las incidencias. En la mayor parte de las ocasiones necesitamos la intervención de otras empresas, quienes deben realizar la reparación del tejado, fachadas, etc., que han estado paradas, con personal confinado o de baja, falta de suministro de materiales, y no han podido llevar a cabo muchas de las obras. Su actual carga de trabajo hace que no puedan atender nuevos trabajos, y, en ocasiones, ni siquiera ir a presupuestarlos.

Unido a todo lo anterior, se están añadiendo nuevas problemáticas, como es el alza de los precios de la luz y del gas. Se llevaba meses hablando del precio de la electricidad, y muy poco del incremento del gas o del gasóleo. Solo desde la invasión de Ucrania la prensa se ha hecho eco del incremento del precio del gas, pero éste ya a finales del pasado año había subido más de un 40%. El impacto en las comunidades con calefacción central está siendo enorme. Cuando se implementen las medidas gubernamentales que se están anunciando será tarde y ya habrá pasado el invierno, época donde se consume el triple de combustible.

Otro de los problemas que ha potenciado, por desgracia, este periodo de Pandemia, es el acoso vecinal entre propietarios, con el presidente o con el administrador de fincas. En nuestro caso se debe, sobre todo, a las exigencias de la inmediatez, la cual, en muchas ocasiones no depende de nuestra labor, sino de actuaciones de otro vecino, de un gremio o de la administración pública. El desgaste emocional ante conductas insistentes y reiteradas a través del correo electrónico o del teléfono, se vuelven en ocasiones en un acoso real en las reuniones, olvidando que quien que se encuentra, no enfrente, sino a su lado, es una persona intentando desempeñar de forma digna su trabajo. Es tan habitual este tipo de actuaciones que incluso se incluyeron en  2015 como delito en el Código Penal. Un propietario descontento no tiene por qué ser un vecino acosador. Es tan importante diferenciar queja y acoso, como equivocación y mala fe. Se trata de que nadie en su desempeño laboral debe sufrir hostigamiento, y, mucho menos, una conducta agresiva. Es necesario que como vecinos nos pongamos en el lugar del o de la profesional y tratar de actuar en todo momento con diálogo y sensatez.